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Collage: Victory Abi

Triple Impacto: empresas que piensan en el futuro

En el siglo pasado, las empresas crecían con el único objetivo de tener rentabilidad económica. Su interés por generar otro beneficio, como el social o el ambiental, era más una obligación y presión del entorno, que un interés real por ser agentes de cambio.

A finales del siglo XX, nace el término de triple impacto o empresas B, que se refiere a aquellos negocios que buscan generar valor social, ambiental y económico para la comunidad donde operan.

El comienzo de la industria

La Revolución Industrial comenzó en el siglo XVIII y continuó en el siglo XIX. Durante esta época se inventaron máquinas para sustituir la mano de obra humana, lo que permitió la producción de bienes a una escala sin precedentes y a costes más bajos que nunca.

Este cambio también trajo consigo un aumento de los sindicatos y organizaciones que lucharon por mejorar las condiciones de trabajo y los salarios de sus miembros, así como por un trato justo por parte de la dirección.

En algunos sectores, como el de la moda, esto significó que se inventaron máquinas para fabricar ropa y se transformó en una industria. La nueva maquinaria permitió la producción en masa de ropa a bajo coste, pero también ocasionó un aumento en la cantidad de trabajo y la explotación.

A medida que aumentaba el número de personas que trabajaban en las fábricas, estas necesitaban protección contra los empleadores abusivos y las condiciones de trabajo injustas. También querían mejores salarios y beneficios.

La primera hiladora mecánica se inventó en 1764: la spinning-jenny. Estaba formada por un mecanismo movido manualmente. Foto: Lewis Hine.

En respuesta, lxs trabajadorxs formaron sindicatos para que lxs representaran en las negociaciones con la directiva sobre los salarios y las prestaciones. Estos sindicatos fueron responsables de muchas mejoras que fueron planteadas desde el siglo XIX, pero no fue hasta el siglo XX que se consolidaron.

Gracias a estas personas disfrutamos hoy en de jornadas de ocho horas, las pensiones, el seguro médico y las vacaciones pagadas.

El éxito de los sindicatos les llevó a buscar otros derechos para lxs trabajadorxs, como los convenios colectivos, que dan a los empleados más influencia a la hora de negociar cuestiones como los aumentos de sueldo o los paquetes de prestaciones.

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Modelos de negocios tradicionales vs modelos de triple impacto

El modelo de negocio tradicional se basa en un principio simple: hacer algo y venderlo. Crear un bien o servicio y luego venderlo a quién lo necesite (o crear la necesidad). Este modelo existe desde hace mucho tiempo, pero no es tan eficaz para los negocios modernos. La moda no es una excepción.

En el pasado, las empresas de moda podían confiar en unos pocos actores clave de su sector para asegurarse un flujo de negocio constante. Por ejemplo, podían trabajar con diseñadorxs específicss que promocionan sus prendas escribiendo sobre ellas o llevándolas al público.

La empresa también podía confiar en minoristas, como los grandes almacenes y las boutiques, para que distribuyeran sus productos, y entonces el cliente entraba en esas tiendas y compraba lo que quería.

Pero este modelo de negocio tradicional ya no funciona porque lxs clientes empiezan a preocuparse por quién hace la ropa, con qué material, y los beneficios que deja la empresa a la comunidad.

De acuerdo a un estudio de Accenture, un 50% de lxs consumidorxs afirma que, desde la pandemia, su propósito personal ha cambiado. Ahora se enfocan en obtener las cosas que son verdaderamente importantes en la vida. El 42% se dio cuenta de que necesitan pensar más en acciones que beneficien al colectivo.

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Porcentaje de encuestados que reestructuró sus propósitos de vida luego de la pandemia. Fuente: Accenture.

Empresas que van más allá del beneficio económico

Las empresas con impacto social y medioambiental son una fuerza creciente en la economía mundial. No solo marcan la diferencia en sus propias comunidades, sino también en el mundo a través de su trabajo. Estas empresas pueden encontrarse en muchos sectores y utilizan una variedad de tácticas para crear un cambio positivo.

Suelen ser pequeñas operaciones locales que se centran específicamente en mejorar la calidad de vida de su comunidad. Proporcionan puestos de trabajo y oportunidades a personas que de otro modo no tendrían acceso a ellos, fabrican productos más seguros para los consumidores o donan alimentos o dinero a quienes más lo necesitan.

De esta forma, pueden beneficiar a todxs lxs implicadxs: lxs trabajadorxs reciben un salario justo; lxs consumidorxs obtienen productos de mejor calidad; y los que necesitan ayuda la reciben.

Empresas de triple impacto y empresas B

El enfoque del triple impacto fue articulado por primera vez en 1994 en el libro The Triple Bottom Line: Does it All Add Up, por John Elkington, referente mundial en responsabilidad corporativa y desarrollo sostenible. Dicha visión se basa en que un negocio o empresa desarrolla su modelo tomando en cuenta lo social, lo económico y lo ambiental.

A diferencia de la Responsabilidad Social Empresarial, que es solo una parte de las organizaciones, las empresas de triple impacto centran toda su actividad en generar beneficios a las comunidades donde operan. Cualquier empresa puede cambiar su modelo para que sea de triple impacto.

En este entorno de negocios sostenibles existe una certificación para este tipo de organizaciones conocida como «Empresa B». Este reconocimiento es otorgado por B Lab, una ONG fundada en 2006 que avala a las empresas que cumplen con altos estándares de desempeño social y ambiental, responsabilidad y transparencia.

El triple impacto en el mundo de la moda

Desde la moda consciente y sostenible, siempre buscamos formas de hacer que nuestra ropa dure más tiempo, y eso incluye alargar su vida después de haberla comprado, ya sea con el reciclaje de sus fibras o el upcycling.

El triple impacto tiene un enfoque de regenerar ecosistemas en zonas donde el ser humano ha dañado la tierra, así como ser conscientes de quién hace la ropa y cuál es su destino después de que no la usemos más. La ropa usada puede ser reciclada para convertirla en nuevos materiales que pueden utilizarse para crear prendas u otros productos, como muebles o incluso materiales de construcción como paneles para divisiones interiores, utilizados tanto en obra nueva como en la rehabilitación de edificios.

Cuando compras un producto sostenible, estás haciendo una declaración sobre el mundo. Estás diciendo que te preocupas por el medio ambiente y por las personas que te rodean, y que quieres que se produzca un cambio. Pero, ¿qué significa realmente ser sostenible?

Hay muchos otros factores que intervienen en la creación de una industria de la moda sostenible. El triple impacto se enfoca en cómo una empresa puede hacer el bien: regenerando los ecosistemas, creando un cambio en cuanto a derechos y políticas organizacionales, y ganando dinero para mantenerse a largo plazo.

El mundo de la moda está cambiando. Ya no se trata solo de la ropa, se trata del medio ambiente, las causas sociales y las ventas. Hemos visto un aumento en el número de marcas que se comprometen a regenerar los ecosistemas, apoyar causas sociales y asegurarse de que son sostenibles.

Ejemplos de empresas B en Venezuela y el mundo

A continuación presentamos modelos de empresas que trabajan centradas en su comunidad, el ambiente y en generar ganancias.

Leather Heart

Es la primera empresa B venezolana, certificada por B Lab en el 2019, gracias a los altos estándares de desempeño social, ambiental y de transparencia con los que elaboran peluches a partir de retazos textiles.

Comenzaron en el 2018 con sus creaciones inspiradas en animales y plantas. Entre elefantes, osos, tortugas y cactus, envían un mensaje de que el juego es un factor principal para el desarrollo integral de lxs niñxs y una herramienta eficaz para su aprendizaje.

Además de esto, también han formado alianzas con ONG venezolanas y han contribuido a la alimentación de niñxs en zonas vulnerables como Petare, generado empleo para mujeres de esta misma zona y sembrado árboles.

Roots South

Es una empresa B originaria de Chile, el país con el vertedero de ropa más grande del mundo, ubicado en el desierto de Atacama. Su misión es producir y diseñar con textiles ecológicos, orgánicos y reciclados, ropa que no impacte de forma negativa al medio ambiente. Hace seguimiento y control de la huella de carbono que producen y genera empleo a nivel local.

ECOALF

Desde España nace con la intención de fabricar la primera generación de ropa e indumentaria realizada con materiales reciclados de la misma calidad, diseño y propiedades técnicas que aquellas piezas que han sido producidas con materiales no reciclados.

Es la primera empresa B certificada en España, que ya lleva más de una década de misión en Europa y Estados Unidos.

El enfoque de triple impacto sigue creciendo y expandiéndose. Ya es una realidad que cualquier emprendimiento o empresa puede asumir, empezando con simples pasos cómo reconocer de dónde vienen sus recursos, cómo optimizarlos y cómo devolver algo al lugar dónde operan, ya sea desde lo ambiental o lo social.

Somos un equipo independiente impulsado por la pasión de informar sobre las problemáticas de la industria de la moda local y generar soluciones. 

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