¿Sabías que un tercio de los microplásticos existentes en el ambiente provienen de las lavadas de ropa?
Escuchar que ciertas piezas, estampados o colores se encuentran en tendencia es algo imperdible para los amantes de la moda. Muchas veces nos sentimos hipnotizados por la cantidad de piezas que existen en el mercado: mucha variedad que termina vendiéndose en ofertas.
Sin embargo, debajo del glamour y la emoción de una nueva pieza, se encuentra la amenaza silente de los microplásticos que contienen la mayoría de las prendas que vestimos.
Los microplásticos
Comencemos hablando del significado de este concepto que ha resonado en los últimos años, ya sea por sus ventajas o sus desventajas. El plástico es un polímero formado por repeticiones de pequeñas moléculas hasta formar una de gran tamaño —una explicación sencilla para entender la compleja química de estos compuestos—.
Sabiendo esto, los microplásticos son pequeñas piezas de plástico que no superan los 5 milímetros (mm), de acuerdo a la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA por sus siglas en inglés).
Existen dos tipos principales de microplásticos: los primarios, que son los provenientes de los productos, como el biberón donde se alimenta un bebé; y los secundarios, que son derivados del proceso de deterioro de desechos plásticos más grandes. Este último tipo nos será de gran interés para descubrir la relación entre la moda y los microplásticos.
El término microplásticos fue acuñado por primera vez por el ecólogo Richard Thompson, en el 2004, para lograr describir estos pequeños fragmentos. La preocupación surge debido a que se encuentran en todos lados, incluyendo en el mar, donde la fauna marina se ve afectada.
Muchos peces confunden a los pequeños fragmentos plásticos como plancton y lo ingieren. Esto ocasiona que nosotros, los causantes, terminemos consumiendo estás diminutas virutas en grandes cantidades.
Los microplásticos en las fibras sintéticas
Las fibras sintéticas surgieron como consecuencia de las posibilidades que ofrecía el plástico: grandes cantidades de telas fáciles de fabricar, versátiles y duraderas. Además, su producción satisface la demanda de la industria textil. Sin embargo, las consecuencias de su uso en exceso terminan afectando el océano y, hasta cierto punto, amenazando el ecosistema marino.
La mayoría de la ropa que se encuentra en la industria del fast fashion está hecha de tela sintética: telas que son creadas por el ser humano a partir de materia no natural, como el petróleo. Las más comunes que podemos leer en la etiqueta de cualquier prenda son poliéster, nylon, acrílico y elastano.
De acuerdo a Ellen McArthur Foundation, hay dos acciones claves para minimizar el desprendimiento de las microfibras. La primera acción es fabricar materiales y procesos de producción que eviten el desprendimiento de las fibras sintéticas.
La segunda acción, y la más importante, es implementar tecnologías y aumentar su efectividad para el tratamiento de agua.
Existen empresas como Plastic Soup que, con su campaña Open Clean Wash, quieren reducir más del 80% de la liberación de las fibras sintéticas al mar.
¿Qué puedes hacer tú como consumidor?
En Esbaratao te explicaremos como puedes seguir pequeñas acciones que marcarán la diferencia:
- Lavar con la carga completa de la lavadora, pues esto reduce la fricción entre las prendas de ropa. Menos fricción = menos desprendimiento de microfibra. Y no olvides utilizar suavizante, que también disminuye la fricción entre prendas.
- El jabón en polvo contiene granos de detergente que pueden generar mayor cantidad de microfibras al tocar la prenda. Por lo tanto, es recomendable usar jabón líquido para evitar que la porosidad del jabón cause los desprendimientos.
- Y la última recomendación, pero no menos importante, evitar comprar ropa de materiales sintéticos. Las etiquetas siempre nos indican de que está hecha nuestra ropa.
No es fácil, pero con un poco más de información y conciencia, lograremos salvar a nuestro planeta.