Entre las iniciativas y emprendimientos de moda en Venezuela hay ideas que surgen para difundir mensajes fuera de lo tradicional. Es el caso de GIDO Store, la marca de Constantine, quien es arquitecto de profesión y diseñador de modas por pasión.
En sus fotos predomina una persona alta y elegante como una gacela, con diseños que no estoy acostumbradx a ver en personas cis-gays venezolanas. Desde 2014 ha venido experimentando el diseño de modas, apostando inicialmente por el reciclaje creativo, hasta ofrecer colecciones con un estilo athleisure, como lo hace hoy en día.
GIDO es una marca muy variada, es una dimensión de la moda porque cualquier cosa puede pasar. Como marca pequeña, es interesante ver los riesgos que toma con sus diseños y su necesidad de compartir un mensaje que en la moda venezolana sigue sin ser una realidad.
Los riesgos que ha tomado Constantine con sus propuestas artísticas me han inspirado para darle un espacio a su talento y que su marca tenga un merecido foco, demostrando que detrás de las marcas que vemos, se esconde una máquina creativa que lo hace posible gracias a sus ideales.
¿De dónde sale tu nombre artístico Constantine? ¿Y de dónde eres?
Me llamo Gerardo, pero siempre me ha gustado el nombre Constantine (en especial luego de ver la película), así que prefiero que me conozcan por ese nombre. Tengo 28 años, soy de Maracay, Aragua y soy arquitecto.
Desde pequeño siento mucha pasión por la industria de la moda y, a los 16 años, decidí crear mi propia marca. Fui al centro a comprar mis primeros metros de tela, saqué los patrones como pude y cosí mi primera cartera a mano.
La estrené yendo a la universidad y mucha gente reaccionó positivamente, incluso pensando que era de una tienda. Al contarles que la había hecho yo quedaban sorprendidos. Ahí me di cuenta de que tenía talento para la costura y que me gustaba. Después me regalaron una máquina y al día de hoy sigo manejando mi marca.
¿Cómo aprendiste a patronar y confeccionar?
Inicialmente empecé gracias a la arquitectura, pero todo lo que he aprendido ha sido de forma autodidacta, buscando patrones en Internet y poniéndolos en práctica. Ni siquiera después de tantos años he hecho cursos, todo lo he aprendido desde casa y probando.
Cuando empecé con la costura mi intención era reciclar materiales para hacer cosas nuevas. Pero con los años la visión cambió y depende de mi ánimo y la inspiración que tenga.
¿Cómo integras la perspectiva de género en GIDO?
Se divide en dos partes: la forma en la que yo uso mi marca y lo que busco comercializar con ella. En mi Instagram personal uso diseños más arriesgados y diversos, y en el de la marca elaboro piezas que no van dirigidas a un género específico.
Todos los diseños son para quien les guste, porque la ropa no tiene género, tiene actitud. Pienso que ambos aspectos se complementan y le dan sentido a GIDO.
¿Y por qué era importante para ti representar eso?
Fue una decisión pensando en qué es lo yo quisiera ver en la moda, sin pensar en los demás. Siempre me he preguntado: si me invitan a un evento de moda ¿qué usaría? Y no tener un problema en decidir porque podría usar lo que sea, traje, vestido, etc.
Creo que cuando te gusta algo lo vas a seguir transformando hasta el punto en el que más te agrada, y cuando ves a la moda sin género su utilidad se expande.
¿Qué te inspira a la hora de diseñar?
Mis ideas van de la mano con las figuras geométricas básicas y la deconstrucción de la forma: básicamente destruir la forma y volverla a armar. Ahí es donde interviene la arquitectura, geometrizando las prendas, que sean sencillas a la vista, pero complejas en su estructura.
¿Cuál sería el impacto que deseas que GIDO tenga en la industria de la moda venezolana? ¿Cómo la percibes en la actualidad?
Romper con los parámetros del género. Siento que falta innovación y esfuerzo para hacer diseños diferentes, muchos diseñadores juegan a lo seguro. Para mí en la moda venezolana somos una mezcla de tendencias que llegan a un callejón sin salida.
También entiendo que hay miedo de salir de esos parámetros o tomar riesgos por la posibilidad de burlas y críticas, pero no podemos seguir haciendo lo mismo. Sí he visto poco a poco a más personas haciendo cosas distintas en esta nueva era, pero sigue sin ser suficiente.