Hoy en día, la información que recibimos de manera digital se actualiza constantemente. Dentro del sistema de la moda, y todo lo que abarca a nivel de comunicación y marketing, podemos encontrarnos con nuevas palabras y hasta nuevos significados de las mismas.
Corroborar estas definiciones y saber cuál es la manera correcta de usarlas parece un trabajo tedioso. Por eso, nos damos la tarea de esbaratar mitos que están desde hace algún tiempo promoviendo la desinformación dentro del mundo de la moda.
No es que seamos lxs fashion police de los términos. Pero si las marcas, influencers y medios quieren ser parte de la reestructuración del sistema de la moda, es necesario el uso adecuado de los conceptos que plantean en sus mensajes.
Prácticas en la industria de la moda relacionadas al reúso textil
Las prácticas de creación de ropa que se vinculan con la reutilización de materia prima existente, están siendo aplicadas por cada vez más personas. Uno de los términos que se usa más a menudo es upcycling o supra-reciclaje. Este a su vez se confunde con el reciclaje.
Pero el reciclaje en la moda es un proceso que consiste en agarrar materiales que ya no sirven porque están viejos o se dañaron. Literalmente es convertir esta materia prima en un nuevo producto como hilos o una fibra, con maquinarias especializadas.
Mientras que el upcycling es un término proveniente del reciclaje por ‘cycling’, pero con un valor agregado. Hacerle upcycling a una pieza significa desarmarla y transformarla para obtener, gracias al diseño y confección, un producto con otra funcionalidad y mucha más durabilidad.
Esta práctica se ha popularizado en los últimos años en distintas partes del mundo. En Estados Unidos se encuentra Angelina, la diseñadora detrás del concurso Next Top Upcycler, un programa de BlueprintDIY que reúne a creativxs que se encuentran en ese país y otras localidades. En el año 2020 ganó la venezolana Aldeide Sánchez, confeccionando un vestido a la medida con varios retazos de blue jeans.
El upcycling no solo se le hace a prendas. También ha cobrado popularidad en el ámbito de la arquitectura y el arte en general. Además, no es algo nuevo, pues es una práctica que ha sido muy común para personas que se dedican al oficio de la costura y con escasos recursos.
La sostenibilidad en la industria de la moda
Siguiendo con el tema de prácticas más lentas de producción de ropa, dentro del discurso por promover un consumo responsable nos encontramos con la palabra ‘sostenibilidad’ y su similitud con ‘sustentabilidad’ ¿pero en qué sentido, pronunciación o significado?
El término sustainable fue usado por primera vez en el Informe de Brundtland presentado a la ONU en el año 1987, como una alarma a las prácticas contaminantes y desenfrenadas de la industria agroproductora.
La traducción de este término en países hispanohablantes sería ‘sostenibilidad o sustentabilidad’: esta es una de las razones por las que se confunden y se usan hasta como sinónimos.
Aunque en algunos países la palabra sustentabilidad hace referencia a cuestiones tangibles o intangibles, en el ámbito ecológico y en relación con la palabra desarrollo, hace alusión a procesos de recursos naturales sin comprometer a las generaciones futuras. Los mismos protegen, conservan y preservan los recursos naturales actuales.
Un ejemplo en el sector de la moda sería el de la diseñadora de lujo Stella McCartney, quien usa energía renovable en su atelier, trabaja con fibras recicladas y produce de manera lenta sus colecciones.
Cuando hablamos de moda sostenible nos referimos al impacto social, ambiental y económico que tienen las marcas, con el objetivo de no desfavorecer a las generaciones futuras con las acciones que tomen en el presente. Lo cual, a su vez, se liga con el desarrollo sostenible.
Según la Organización de las Naciones Unidas, es necesaria la participación no solo de la sociedad civil, sino también de instituciones públicas y privadas, gobiernos e individuos para cumplir con los ODS antes del 2030.
Los objetivos planteados en la agenda 2030 buscan el fin de la pobreza, la acción por el clima y la igualdad de género, entre otras soluciones sociales.
El término genderless y lo que representa en la moda
Nuestro último concepto, que se vincula a la comunicación de las marcas y emprendimientos de moda al momento de promocionar sus prendas, está tomándose como un discurso importante que tienen que difundir.
A nivel mundial vemos cómo cada vez más se promueve la moda como un elemento que puede usar cualquiera sin importar su género, pero ¿en realidad es necesario ponerle etiquetas a la ropa y nombrarla genderless?
Antes de hablar del concepto, recordemos que en los años 80, en Estados Unidos, había una influencia por parte de los artistas y la sociedad en general para vestir con prendas que no se asociaran a ningún género. Sin embargo, era más común que estas prendas estuvieran dirigidas a mujeres que a hombres.
Las siluetas elegantes, los nuevos tejidos de la época y la innovación en el diseño de la tela permitieron que los diseñadores de aquel momento crearan prendas para el público femenino con vibes masculinas, como el conocido esmoquin de Yves Saint Laurent.
Pero aquellos hombres que eran aceptados por vestir con prendas que se han destinado al género femenino pertenecían al ámbito musical o artístico, su identidad era masculina y su orientación sexual hetero, como Kurt Cobain. Por lo tanto, el rechazo social hacia este tipo de artistas es menor que el que podía recibir un hombre abiertamente queer que decidiera expresarse como quiera a través del vestir en aquellos tiempos.
La tendencia del unisex duró poco en las tiendas. Luego de algunos años se volvió a mostrar la ropa según estuviese hecha para mujer u hombre. Hoy en día sigue siendo común visitar las tiendas de ropa u observar los diseños de marcas y ver que están divididas por género según sus cortes, textiles y estampados.
Mientras, aquellas que deciden romper con las prendas que históricamente han sido destinadas para hombres o mujeres, lo hacen otorgando el concepto genderless a la prenda, cuando esta palabra designa más la identidad de la persona que lo usa, que las características de la pieza.
En los últimos años se ha hecho más notorio el reconocimiento por la identidad de género de aquellas personas que no se identifican con el que le asignaron al nacer. Fuera del espectro binario existen las personas que no se identifican como masculinas ni como femeninas.
Y aunque la expresión de género —que solo está definida por quien la experimenta— no tenga que definirse en palabras o seguir un estilo, la ropa al final servirá para complementar o transformar lo que queramos transmitir, sin etiquetas, sin restricciones, sin imposiciones.