A un mes de nuestra primera convocatoria del Círculo de Lectura, los encuentros han sido nutritivos porque se han escuchado perspectivas sobre la moda de distintas personas. El sábado 10 de julio, a pesar de haber sido semana flexible, la sesión fue por Google Meet debido a los acontecimientos ocurridos en Caracas los días anteriores.
En esta ocasión la discusión fue sobre la ropa según el contexto social. Aunque a través de las prendas podemos mostrarnos al mundo, también existe una serie de reglas al vestir que giran en torno al lugar, la ocasión o el tiempo.
Con esta frase de Lindys Vásquez comenzamos nuestra discusión sobre la protesta social a través de la vestimenta. Es muy diferente vestir para el trabajo que para un paseo en el campo o la playa. Se pueden romper las convenciones usando el vestido inadecuado como forma de protesta.
El contexto social de las prendas
El acto de vestirnos es una forma de adaptarse a la vida social. Somos nosotros quienes les damos vida a las prendas ya que, por sí mismas, no son capaces de transmitir nada. Hoy en día nos vestimos por comodidad, para favorecernos o para cumplir con los estándares sociales. Sin embargo, como mencionaba Mima Cortez de TodxsPodemosSer:
Abordamos la manera en la que la sociedad ha avanzado, pues la industria textil y la tecnología van de la mano para crear fibras que expresen las emociones. Por ejemplo, un caso de uso importante es para niños autistas que se les dificulta expresar sus sentimientos.
El futuro de la moda
Somos más libres al vestir que hace 100 años, aunque todavía nos queda un largo camino para romper con los estereotipos que nos han impuesto al vestir. La opresión ha cambiado, ya no se da a través de prendas icónicas como el corsé, sino que, ahora se da de forma psicológica, cultural y emocional. Respecto a esto, Vanessa Luy, diseñadora de modas, comentaba:
Este futuro tiene que acabar con la opresión que ha inculcado la moda en la imagen de las mujeres. La sociedad impone una carga a las mujeres al vestir: considera que al usar ciertos complementos y accesorios las expone más a agresiones sexuales.
La ropa no tiene que ver con la sexualidad
Es común ver cómo dentro de las campañas —giren o no en torno a la moda— se usa el cuerpo de la mujer como objeto de sexualización y consumo. Manuel Colón comentaba que las mujeres en bikini son un elemento constante en las publicidades de cervezas. Marielvin Blanco agregó:
Sesión II - El vestir y la corporeidad
El sábado 17 de julio finalizamos nuestro primer Ciclo del Círculo de Lectura, encuentros donde personas de distintos entornos intercambiamos ideas en torno a la moda, basándonos en fragmentos del libro Guía para Vestir sin Trabajo Esclavo y El Cuerpo y La Moda: una visión sociológica.
La industria de la moda es un sistema global que se manifiesta a través de diseños en pasarelas, seguimientos de tendencias y medios que se sostienen por imponer reglamentos al vestir.
En todos los mercados hay un fin objetivo: vender. Analizar la industria de la moda es importante para entender cómo se rediseña continuamente, ya sea para ‘innovar’ o para mantener su poder económico. A propósito de esto, Mima Cortez comentó:
Las prendas y el vestir como argumentos
Vestirnos es una práctica diaria que se relaciona con nuestras emociones y pensamientos. Nos acondicionamos a los espacios para vestir de ciertas maneras y esta acción muchas veces la realizamos de forma inconsciente.
Los lugares que transitamos fueron hechos para la mirada masculina, por eso se piensa que si una mujer muestra sus piernas en
El espacio y el tiempo son dos conceptos que consideramos —quizás inconscientemente— al vestir. Por ejemplo, transitar una calle vacía de noche con una falda no tiene la misma repercusión que hacerlo en una piscina.
La percepción debería ser una transformación
Las prendas de vestir han evolucionado con el tiempo, se han encogido las faldas, ahora hay más variedad de modelos de camisas y también prendas ‘masculinas’ se han adaptado a lo ‘femenino’.
La percepción que se tiene al vestir está más presente en lugares públicos como centros comerciales o supermercados, al no permitirte entrar por llevar una u otra prenda.
Cuando de vestir se trata hay una serie de obstáculos que se presentan a través de preguntas en los pensamientos. ¿Para dónde iré? ¿Me dirán algo en la calle por lucir así? ¿Las personas entienden que mi cuerpo puede llevar lo que yo quiera? son algunas dudas que todavía retumban en nosotros antes de salir a la calle.
Después de todo, la ropa es una tela que nos cubre desde que nacemos y que, al pasar el tiempo, ocurre una conexión emocional: nos sentimos mejor cuando usamos ciertas prendas y complementos. La percepción al vestir debería ser la próxima transformación de la industria de la moda.