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Collage: Victory Abi.

Un armario de prejuicios: percepción de la ropa de segunda mano en Venezuela

Texto por: Glorian Sumoza.

La ropa trasciende la simple necesidad de vestir; es un lenguaje que comunica nuestro estado de ánimo y aspiraciones, reflejando, como en tiempos antiguos, nuestros valores e incluso la posición social que proyectamos.

En Venezuela, esta carga simbólica se cruza con una dura realidad económica, donde muchos buscan alternativas accesibles para vestirse. Sin embargo, una percepción negativa hacia la ropa de segunda mano persiste, llevando a que jóvenes y adultos sean injustamente juzgados por elegir esta opción.

Esta visión limitada ignora los beneficios de la ropa de segunda mano, desde el ahorro inteligente hasta su potencial para un consumo más sostenible.

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Luisa Verdee, blogger de moda utilizando ropa de segunda mano. Fuente: Golden Strokes.

Origen del estigma: percepciones sobre la ropa de segunda mano

Para comprender de manera directa las actitudes y creencias en torno a la ropa de segunda mano en Venezuela, llevamos a cabo una encuesta breve y anónima para venezolanos de distintas localidades del país.

La muestra estuvo compuesta por 73 personas, abarcando un rango etario diverso que incluyó jóvenes desde los 10 hasta los 18 años de edad, y adultos de 19 años en adelante.

Este espectro generacional buscó ofrecer una visión panorámica de las percepciones existentes sobre la ropa de segunda mano, explorándose las asociaciones predominantes, la disposición a su adquisición y la presencia del estigma social inherente a esta forma de consumo. 

Aunque una mayoría de encuestados valoró positivamente la ropa de segunda mano, destacándola como «económica», «única» y «sostenible», una proporción notable de respuestas aún la percibe como «vieja», «con poca higiene» o como algo «destinado para personas con bajos recursos».

Esta dualidad de opiniones subraya la existencia de un prejuicio arraigado en la comunidad venezolana, un fenómeno complejo moldeado por diversas influencias culturales históricas. Varios encuestados mencionaron que recibían comentarios de que «la ropa de segunda mano es sucia o trae malas vibras al ser de muerto».

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Mercadillo Vintage, en la Plaza Sucre de El Hatillo. Fuente: Analítica.

Históricamente, la vestimenta ha funcionado como un marcador de identidad y posición social, comunicando la pertenencia a un grupo determinado. En este contexto, la ropa nueva ha sido un potente símbolo de progreso, prosperidad y ascenso social.

La adquisición de prendas sin usar es asociada, a menudo inconscientemente, con el éxito y la modernidad. Mientras que la ropa de segunda mano puede evocar imágenes de tiempos de escasez o de un estatus económico inferior. 

Existe una percepción, aunque errónea, de que la ropa de segunda mano es una opción exclusiva para personas de bajos recursos, cuando en realidad, esta puede ser una vía para acceder a prendas de marcas reconocidas a precios mucho más accesibles

Esta percepción negativa es agravada por una falta de información consistente sobre la calidad y los procesos de higiene en muchos negocios que ofrecen ropa de segunda mano en Venezuela.

La ausencia de estándares claros y la variabilidad en la presentación de las prendas pueden alimentar la desconfianza en cuanto a su limpieza y durabilidad, reforzándose la idea de que son una opción de menor calidad. 

En un contexto donde la imagen personal y la proyección de cierto estatus han tenido históricamente un peso significativo en las interacciones sociales, estos factores contribuyen a la persistencia de un prejuicio que limita la adopción más amplia de una alternativa de consumo beneficiosa para el individuo y el planeta.

Beneficios de la ropa de segunda mano

En otros contextos, el auge de la ropa de segunda mano ha ido más allá de lo económico: se ha convertido en una declaración estética y ética. Plataformas como TikTok o Instagram han popularizado el thrifting (la práctica de comprar ropa usada en tiendas de segunda mano) como una forma de rebeldía creativa ante la moda rápida, posicionando las prendas reutilizadas como símbolo de originalidad, estilo personal y conciencia ambiental.

Esta ola global contrasta con los prejuicios que aún persisten en muchas comunidades venezolanas, pero también abre una puerta de inspiración y posibilidad.

El consumo de ropa de segunda mano no es solo una alternativa económica; abre una puerta a la sostenibilidad, a la expresión individual y a una forma de economía que valora el ciclo de vida de cada prenda.

En Venezuela, en tiempos de retos económicos, muchas personas han encontrado en la ropa usada una solución inteligente y accesible para vestir. De hecho, artículos de periódicos alrededor de los años 2016 y 2018, reflejaban cómo una parte de la población recurría a las tiendas de segunda mano no solo para adquirir ropa a la que de otra forma no podrían acceder, sino también como una vía para vender sus propias prendas y así obtener ingresos para comprar alimentos y otros bienes básicos.

Esta realidad contrasta con la percepción de que la ropa de segunda mano es inherentemente inferior, demostrando su valor práctico y su rol en la economía familiar venezolana.

Resistencia y estilo: Emprendimiento y consumo consciente

Los prejuicios hacia la ropa de segunda mano no son solo ideas abstractas: se manifiestan en comentarios, miradas y decisiones cotidianas. Sin embargo, hay quienes eligen transformar esa narrativa.

A través del emprendimiento, la creatividad y el consumo consciente, algunas personas en el país están dando un nuevo sentido a lo que significa vestir prendas con historia.

Conocer sus experiencias nos permite ponerle rostro y corazón a un fenómeno que va mucho más allá de la moda: es también una forma de resistencia, de identidad y de futuro.

Paola Viloria: El alma detrás de Bembaroja y el upcycling

Hablar con Paola es escuchar la historia de una pasión que viene de generaciones. Para ella, la moda sostenible no es una tendencia, sino una herencia natural.

Para mí no es nada extraño pensar en la moda sostenible porque mi abuela era costurera. La ropa tiene valor, se cuida; es arte y tiene un trabajo atrás.
Paola Viloria
Bembaroja

Su emprendimiento, Bembaroja, nació de una necesidad, pero floreció en un proyecto con alma. Ella empezó dando una segunda oportunidad a la ropa de su familia y hoy transforma prendas de paca y crea colecciones únicas con upcycling (concepto que se basa en la idea de convertir materiales o productos que ya no son útiles en otros de mayor calidad, valor ecológico y económico).

Para Paola, vender ropa de segunda mano es un acto de amor; ella misma se reconcilió con la idea y ahora le pone alma, vida y corazón a cada prenda que ofrece. 

Ella es consciente del estigma, pero su enfoque radica en el valor que rescata y ofrece. Resalta que su trabajo consiste en darle una nueva oportunidad a prendas que tienen valor, presentándolas, limpiándolas y buscando la mejor manera de ofrecer una experiencia al cliente.

A través de Bembaroja, Paola no solo demuestra que existe un mercado creciente para la ropa de segunda mano, sino que también abraza la transparencia en sus procesos, mostrando cómo una prenda puede ser revitalizada y amada de nuevo. Su creatividad en el upcycling nos recuerda el potencial ilimitado que reside en cada pieza olvidada.

Comprar ropa de segunda mano: Consejos para romper prejuicios

Superar las ideas preconcebidas sobre la ropa de segunda mano es un camino que se construye con información y ejemplos reales. ¿Cómo podemos descubrir tesoros escondidos en la ropa usada? ¿Y cómo podemos contagiar una nueva forma de ver estas prendas?

Rubbel Jaimes: Experiencias y tips para el thrifting consciente

Para Rubbel, psicóloga con una vena creativa que se expresa en el crochet, la curiosidad la llevó al mundo de la segunda mano, impulsada por su deseo de vivir la experiencia de adquirir prendas con historia, cosas que otras personas habían consumido en su momento.

A pesar de su interés, ella reconoce que el estigma es una barrera real en su entorno.

En mi familia la ropa de segunda está vetada. Para las personas de mi pueblo, la ropa de segunda no sabes si está limpia, y la energía de la ropa es de otra persona que no eres tú.
Rubbel Jaimes
Psicóloga

Sin embargo, su propia experiencia le ha dejado valiosos tips para quienes se aventuran en la compra de ropa de segunda mano: 

  • Prioriza la compra presencial: Al iniciar en el mundo de la segunda mano, es ideal hacerlo en tiendas físicas. Esto permite tocar la prenda, evaluar su estado real y sentir si realmente se conecta con uno, lo que ayuda a disipar dudas sobre la calidad y la higiene. 

  • Define lo que buscas: Para evitar compras impulsivas y la sobrecarga de opciones, es útil ir con una idea clara de lo que se necesita. Esto facilita la búsqueda de piezas valiosas y evita acumular prendas innecesarias, incluso en la segunda mano. 

  • Busca la experiencia de otros: Conversar con personas que ya compran ropa de segunda mano puede ser muy beneficioso. Sus consejos y experiencias pueden derribar miedos, ofrecer ideas sobre dónde buscar y cómo encontrar buenas ofertas, haciendo la compra más informada y confiada. 

Finalmente, Rubbel ofrece ideas poderosas sobre cómo transmitir la información y cambiar la percepción. Ella sugiere que sería chévere si las tiendas de ropa de segunda mano mostraran sus procesos de limpieza y selección de prendas.

Para ella, la clave está en la transparencia y en humanizar el ciclo de la ropa, demostrando que la ropa de segunda mano también cumple un ciclo y que podemos darle una nueva vida.

Imaginar las prendas en contextos cotidianos, fuera de la tienda, también puede acercar la idea a las personas.

Es necesario un nuevo acercamiento a la ropa de segunda mano

Hemos explorado a fondo las ideas que a menudo rodean la ropa de segunda mano en Venezuela, buscando desentrañar los prejuicios que limitan su adopción y descubriendo su verdadero valor.

Al escuchar las voces de quienes, como Paola, emprenden con pasión y de quienes, como Rubbel, eligen conscientemente darle una nueva vida a las prendas, se revela una verdad sencilla pero poderosa: la ropa usada no carga con un pasado negativo, sino con historias, creatividad y un potencial inmenso para construir un futuro más sostenible. 

Es momento de cuestionar esas creencias arraigadas que nos impiden ver más allá de la etiqueta y de los viejos estigmas. Como bien nos compartió Paola, «no se trata de cambiar una perspectiva, se trata de ampliar la que ya existe».

Esto implica reconocer que, junto a las ideas tradicionales sobre la moda, hay espacio para entender el valor de la sostenibilidad, la originalidad y el consumo inteligente que la ropa de segunda mano ofrece. No se trata de desechar lo que conocemos, sino de sumar nuevas formas de entender y disfrutar nuestro vestir. 

Imaginemos una sociedad que abraza la creatividad inherente en la reutilización, donde el upcycling no es una tendencia pasajera, sino una forma de expresión cotidiana. Una sociedad que valora la sostenibilidad no como un sacrificio, sino como un camino inteligente y lleno de estilo.

La ropa de segunda mano nos invita precisamente a eso: a despojarnos de viejos paradigmas y a vestir un futuro donde la conciencia y la originalidad van de la mano. El cambio comienza en nuestra forma de mirar el armario, dándole una oportunidad a las historias que ya existen y construyendo, juntos, un relato más sostenible, creativo y vibrante para las generaciones venideras.

Este artículo fue escrito en el marco de la primera cohorte del Modáfono, un programa formativo de Esbaratao.

Somos un equipo independiente impulsado por la pasión de informar sobre las problemáticas de la industria de la moda local y generar soluciones. 

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