Desde la ciudad de Maracaibo, la diseñadora de modas Diana Sanoja está promoviendo la reutilización de jeans como materia prima para crear diseños personalizados y duraderos.
Su apuesta por la técnica upcycling o suprareciclaje la ha llevado a posicionarse como una de las marcas referentes de moda sostenible en el país. En el año 2020 quedó entre los 500 mejores proyectos en los Premios Latinoamérica Verde.
Los inicios de Diana como diseñadora en el mercado venezolano se remontan a hace 10 años aproximadamente. Ahí decide experimentar con los colores y texturas, generando colecciones donde el contraste era el mayor protagonista, ofreciendo mayormente diseños a la medida y prêt-à-porter.
Aunque comenzó con una propuesta específicamente para mujeres, con el tiempo empezó a diseñar para hombres también. Manteniendo siempre una producción lenta.
Reconozco que Sanoja ha sabido esbaratar y romper con el modelo tradicional de producción de ropa y promover en su nicho el reuso textil, jugando con la creatividad y la autenticidad.
Tu acercamiento al upcycling fue a través del denim. ¿Qué te motivó a experimentar con él?
Cuando yo estaba estudiando aprendí a hacerlo bajo un sistema industrial, luego fue que hice la carrera de diseño y trabajé con un diseñador. Pero siempre quise trabajar prêt-à-porter y no producción industrial. Nunca me ha gustado hacer un ejemplar y sobreproducirlo.
En mi casa siempre estuvimos acostumbradas a la transformación de ropa, porque a mis hermanas y a mí nos funcionaban las mismas prendas. Entonces mi mamá lo que hacía era transformar lo que teníamos para así poder salir o ir a fiestas con distintos diseños. De un vestido tipo halter sacaba un escote de hombro, por ejemplo.
Más adelante, en mi marca la transformación era un servicio que hacía con ciertos clientes que me lo pedían, no era algo que todos sabían.
En mis líneas de diseño quería incluir más variedad de piezas, entre ellas la chaqueta. Hice el primer prototipo en el año 2013. Después de estudiarla en mi cuerpo y ver bien cómo se comportaba el textil, me di cuenta de que la pieza no tenía la estructura que yo estaba buscando.
Justamente un cliente quería una chaqueta de jean pero con un color puro. Recordé que en la universidad una vez hice una chaqueta con jean y me puse manos a la obra con unos 2 blue jeans que mi papá tenía en su clóset.
Me quedé enamorada con el resultado y desde entonces seguí experimentando. Quise añadirle una identidad propia a cada pieza, cada chaqueta que hacía era diferente de la otra.
Me gusta que la gente sepa identificar la marca con características particulares, que vea la autenticidad de Sanoja. Incluso creé un patrón de autor, con cortes diferentes a la chaqueta tradicional Levi’s.
En Venezuela hay muchos prejuicios sobre el uso de la ropa usada. ¿Esto ha influido en tu marca?
He visto que hay muy poca cultura sobre la ropa de segunda mano, pero Sanoja ofrece la opción de darle otro valor, y ya he vivido historias con respecto a la afectividad de las piezas.
Tengo una historia de una chica que tenía que venir a Venezuela para ver a su abuelita que estaba mal de salud, pero ella no pudo venir porque llegó la pandemia. Con el tiempo su abuelita empeoró y falleció, y la mamá de esta chica decidió traerme unos jeans para hacerle una chaqueta a la hija.
Cuando terminé y le entregué las piezas, ambas nos conmovimos con el resultado. Así como estas, tengo muchas más historias, yo siento que la ropa es ropa pero tiene un significado según el valor que le des.
¿En qué condiciones deben estar los jeans para que los reciban como donación? ¿En Sanoja tienen algún procedimiento para recuperar aquellos que estén deteriorados?
Lo que realmente nos sirve es que los jeans tengan un tiempo de vida útil. Recibimos cualquier marca, talla y estilo, pero siempre evaluamos el tiempo de vida del tejido.
Naturalmente el tejido se pudre, no tiene tanto que ver si está roto o desgastado. Si el tejido se abre, si ha perdido estructura en su tramado, no funciona para la técnica upcycling.
Siempre les pido a las personas que me traigan al taller o La Estación Sanoja los jeans y les indicamos si el textil aún está en buen estado, porque para mí también es importante que las piezas que serán elaboradas a partir de esos jeans tengan una duración de 5 años de vida aproximadamente.
El resultado de las piezas tiene que ver mucho con las características de los jeans.
¿Cómo te sentiste la primera vez que hiciste La Estación Sanoja? ¿Qué te llevó a implementar esta dinámica?
La Estación para mí es un sueño, es una idea que me empezó a coquetear en la cabeza desde que se hicieron populares los PopUp en el mundo. Es una muy buena oportunidad para que las personas conozcan el trabajo que se hace en el taller a puerta cerrada.
La Estación es una forma de mostrarle al público que hay todo un proceso de confección, experimentación y validación hasta llegar a ser un producto. Entonces a través de La Estación puedo mostrar todo esto a puerta abierta.
Es un evento de moda que reúne la innovación, el arte, la sostenibilidad, la familia y el entretenimiento, y también es una manera de mostrar el concepto de mi marca. Hay muchas personas que desconocen estos términos.
También es una actividad relacionada con el arte porque invitamos a algún artista local a que participe en el evento e intervenga las piezas en vivo. Además, si alguien quiere llevar una pieza y transformarla, customizar o arreglar, también ofrecemos ese servicio en ese momento.
Si es algo que necesita un poco más de tiempo, agendamos el pedido y luego se la entregamos. Es un espacio que sirve para el encuentro. Además, invitamos a otras marcas a que nos acompañen con hidratación y snacks.
¿Alguien realiza la confección además de ti?
Yo me di cuenta de que si quería hacer un producto que fuera rentable, viable, tenía que evolucionar y capacitar a alguien más para que pudiese armar las piezas. Así fue como surgió el Sistema de Producción Sustentable Sanoja, por el cual fui premiada entre los mejores proyectos de sustentabilidad en Premios Verdes.
Porque llevo años aplicando esta dinámica: inicia con la recolección del material, la selección del tejido, las tallas, los colores; luego de eso pasamos al patrón, al diseño; y después hay que formar a las operarias para que sean capaces de formar las prendas.
En la Estación Sanoja están las operarias sentadas en las máquinas pegando parches, tachuelas y motivos de nuestra propia línea o universales.
Cuéntame tu experiencia como parte de los 500 seleccionados para Premios Latinoamérica Verde, siendo la primera en ser elegida con un proyecto de moda
El concurso fue increíble. Había 2714 proyectos que tenían que ver con 10 categorías distintas. Los Premios Latinoamérica Verde me dieron la oportunidad de reorganizar todo lo que he vivido y estructurar el Sistema de Producción Sustentable Sanoja.
Cuando me di cuenta de que estuve en los 500 ganadores, no lo podía creer. Esta profesión es como las demás. Mucha gente piensa que solo se trata de hacer un oficio, pero es mucho más que eso.
Cuando consigues a un grupo de personas que están haciendo cosas increíbles para beneficiar a comunidades, al ambiente, a la sociedad, digo que no he estado tanto equivocada, o si no, somos muchas personas equivocadas.
Y que además de eso te reconozcan el tiempo, la energía, el aprendizaje y el conocimiento invertido en llevar adelante una idea, es maravilloso, no solo por el reconocimiento, sino que te das cuenta de que todo ha valido el esfuerzo.
Una pieza clave de la sostenibilidad es el apoyo a causas sociales ¿cómo se conjuga esto en Sanoja?
Desde que estoy ejerciendo mi profesión he intentado poder ayudar y sumar a lo que sea. Es decir, a veces pensamos que queremos ayudar a un grupo de gente, pero cómo lo haré si estás causas necesitan dinero.
He ayudado a distintas fundaciones de niños con cáncer, autistas. He subastado piezas para personas que necesitan operarse. He colaborado en otros eventos para orfanatos. Siempre estoy a la orden para cualquier causa.
En el año 2016 mi hermana fue diagnosticada de un tumor mamario y teníamos que recolectar el dinero para la operación en apenas 15 días. A pesar de que se aminoraron los costos, tuvimos que seguir buscando y mi hermana decidió asistir a la Fundación FAMAC.
Por suerte nos ayudaron con una parte del dinero —que al final no utilizamos, pero devolvimos—. Cuando fuimos a entregarles el cheque, hablamos con la directora para hacer un evento y poder recaudar fondos para la fundación.
A partir de ese momento diseñamos una línea a beneficio de la fundación. Durante la pandemia decidimos lanzar una campaña que se llamaba ‘Dona Tus Jeans Por La Vida’, para recolectar la materia prima y hacer la línea.
Esto nos permitió sensibilizar a las personas en el tema de la reutilización y el upcycling. La primera Estación Sanoja que hicimos fue a beneficio de la Fundación FAMAC.
Yo creo que todos en la vida podemos sumar a lo que sea, desde lo que somos, de lo que hacemos, y eso ha sido una premisa en mi vida.