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Collage: Laura Jean.

Compras decembrinas y el impacto de los grupos de compra y venta

Estamos en fechas en las que la moda es protagonista, incluso para quienes dicen que esta no les importa. Me refiero al 24 y al 31 de diciembre. Cada año suele haber preocupación sobre «qué vamos a estrenar». 

Para el consumidor común, tiendas como Zara, Traki, o alguna página en Instagram que traiga ropa importada, son los lugares favoritos en donde comprar ropa. Pero verse bien no es sinónimo de gastar más.

En mi experiencia personal he encontrado soluciones a mis faltas de outfits gracias a los grupos de compra y venta en mi estado (Anzoátegui). Incluso, casi todo lo que usé durante las cenas navideñas de 2020 lo compré en esos grupos, gastando en total aproximadamente 10$, por tres piezas.

También he hallado éxito en tiendas de Instagram exclusivas de ropa usada/de segunda mano, donde he comprado prendas que se han vuelto parte de mi vida diaria.

Hay distintos rangos de precios y categorías de los grupos. Algunos son específicamente para objetos (no solo ropa) con valor de 1$ o menos, otros llegan a 5$ o menos, 10$ o menos y existen también sin límite de costo.

Fueron una herramienta muy útil para emprendedores y negocios que estaban luchando para generar ingresos, por tener sus locales cerrados, en especial durante el 2020 con el desarrollo de la pandemia.

También fueron una opción para las personas con cosas en depósitos sin uso alguno, que tal vez otra persona podría querer y darle vida nueva. El auge fue grande y en corto tiempo grupos como «Todo a 1$ Anzoátegui» y «Todo a 5$ o Menos Anzoátegui» se llenaron de miles de usuarios negociando entre elles.

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¿Qué puedes encontrar en estos grupos?

Lo principal, como persona que disfruta expandir su guardarropa, es la amplia gama de prendas a la venta. Desde ropa nueva hasta ropa usada, o personas que saben coser, con diseños disponibles buscando remunerar sus habilidades.

La comida, el maquillaje, skincare, juguetes, entre otros, son productos que también tienen mucha demanda dentro del consumo de grupos de compra y venta.

En el que yo más me involucraba era «Todo a 1$ Anzoátegui» por el bajo precio. Era fácil vender la ropa que quería desechar y al mismo tiempo podía usar ese mismo dinero para comprar las prendas que iba seleccionando.

Lo que más se encontraba eran tops, ya sea tipo brasier, halter tops, arruchados o como bralette. Había gran variedad de estilos a la venta, además de ropa como franelas, jeans, sweaters, lencería, shorts y más para todo tipo de usuarios. 

La popularidad de estos medios sirvió de ayuda para miles de personas que, debido a la pandemia, les costaba producir dinero, desde negocios establecidos hasta emprendimientos pequeños o personas que solo querían generar algún ingreso.

También el impacto positivo se vio en la capacidad de reusar, porque muchas de las cosas negociadas se encontraban sin uso. Sin saber qué hacer con ellas, muchas terminaban en la basura. Al encontrar la forma de venderlas, creas la posibilidad de que otra persona sí le dé uso, disminuyendo de esta manera el desperdicio.

Varios negocios o emprendimientos lograron surgir gracias a esto, desarrollando una reputación con la audiencia y generando interés que se expandía fuera del mundo virtual. Es importante valorar y celebrar el talento y dedicación de estas personas que trabajan la mano de obra.

El lado oscuro de comprar online

Todo lo que en el comienzo brilla, poco a poco pierde su luz. Aunque había incontable interés y miles de usuarios involucrados, las fallas del sistema se hacían cada vez más claras.

Para algunos negocios fue muy fácil conectar con los compradores y empezar a producir. Pero al igual que sus productos se hacían populares rápido, el interés se pierde con igual velocidad.

Cuando la emoción se acaba es que empieza a haber una lucha por mantener la relevancia en espacios donde diariamente miles de personas quieren lucrar y sacan nuevas cosas que atraigan al público. Ese éxito que al comienzo parecía mantenerse termina siendo efímero por la  alta competencia.

Junto a esto va lo que como comprador uno busca, que es el bajo precio. Para quien consume, ese dólar es muy poco, pero para quién vende termina siendo mucho menos. Esos ingresos que se producen resultan ser minúsculos comparado a todo el dinero gastado en producción y el esfuerzo del equipo en  la elaboración.

Muchas personas se vieron obligadas a ofrecer sus productos a 1$ para poder mantenerse dentro de la competencia, cuando la verdad es que lo que estaba a la venta valía más que eso y no había ganancia notoria. Se empezó a preferir la venta en masa, pero a bajo costo, lo cual de cierta forma ayudaba a generar publicidad.

Dentro de esto también ocurre que no todos logran mantener esas buenas críticas. Con tanta demanda y trabajo, la calidad puede llegar a bajar y muchos negocios fueron atacados por no estar al nivel que se les exige o espera, incluso cuando el precio es 1$.

Ser inteligentes al comprar online

Hacer negocios por vías virtuales siempre será un riesgo. Comprar en persona nos da la ventaja de poder probar los objetos y solo pagar si estamos seguros. Pero cuando lo hacemos por internet vamos a ciegas.

No solo es el hecho de la posibilidad de una estafa. En caso de comprar ropa, puede que esta no nos sirva o sea diferente a lo que ordenamos. En casos graves podemos estar negociando con criminales que busquen víctimas por estos medios.

Cuando vayan a comprar online siempre hay que pedir información de contacto del vendedor, para saber con quién estamos tratando. Al concertar encuentros, debemos asegurarnos de que sea en algún local de la tienda o en sitios concurridos, y si podemos ir acompañades mejor.

Hay que pedir referencias sobre la calidad o reputación del negocio antes de ordenar. Esto puede salvarnos de ser estafades o recibir algo diferente a lo que pedimos, ya que especialmente en Instagram existen muchos casos de tiendas fraudulentas.

Las opciones están. No solamente es un caso de «querer gastar menos», también hay ventajas y desventajas. Al final del día, para comprar ropa o elaborar outfits a último minuto es una herramienta útil con factores positivos para quienes evitan en su totalidad comprar fast fashion o tiendas con prácticas de producción cuestionables.

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